Reseña del libro "Mirada de Piedra"
Alma es una mujer mexicana que se muda a Brasil acompañando a su esposo, un exitoso ejecutivo que recibe una promoción laboral en tierras amazónicas. Han casado a su única hija y deciden emprender la aventura, alimentados por el entusiasmo de sentir que vuelven a ser una pareja. La sensibilidad de Alma le hace enamorarse de una casa antigua que está en renta. La corredora les explica que la casa perteneció a una familia brasileña de alcurnia, de esas que guardan los secretos debajo de los tapetes persa, según sus propias palabras. Alma hace caso omiso de todo y se abandona en los jardines, se marea con los aromas penetrantes de las carambolas y decide que en esa casa volverá a inspirarse en la pintura, placer al que renunció por las arduas tareas maternas. Mientras su esposo se sumerge en el laberinto ejecutivo, ella se abandona en la pintura y cuando hace los primeros trazos que replican la fuente de piedra del jardín, percibe que dentro de las fauces del rostro de piedra se esconde algo. Cierra la llave de agua y observa con curiosidad hasta que retirando uno de los ladrillos cubierto por moho y años de silencio, lo encuentra. Un diario. Escrito en español y del puño de una adolescente, Vera, que vivió muchos años atrás en esa misma casa. La joven autora esconde un secreto que Alma va desenmarañando mientras lee, siempre embelesada por sus descripciones y su sensibilidad inexplicable a su corta edad. Poco a poco se va involucrando con las vivencias de la joven autora y percibe en sus palabras algo que ella misma comienza a sentir, miedo. Alma comienza a investigar, estudia las religiones afro-brasileñas, el mundo fantástico del candomblé, las supersticiones y la sangrienta época de la esclavitud, a pesar de las advertencias de su esposo de mantenerse fuera de la vida de los demás y comienza a descubrir un misterio que ha sido por muchos años sepultado en la garganta de piedra de la fuente pero que ella se decide a revelar. La experiencia de escribir Mirada de Piedra, según las palabras de la autora: "Se me metió debajo de la piel y me produjo tal impresión que no pude más que dejar que fluyeran mis manos sobre el teclado."
