Reseña del libro "¡Vaya culo!: Punki"
Punki, sudoroso, se removía entre las sábanas de su cama inquieto, sumergido en el misterioso mundo de los sueños. De vez en cuando, entre dientes, balbuceaba un nombre, y su cuerpo se estremecía desde los pies al último pelo de su cresta rosa. - Julie, Julie! Al abrir los ojos, descubrió a su hermana frente a la cama, que alborozada miraba el bulto que formaba su pitilín tieso, bajo las sábanas. - Qué? Preparando la tienda de campaña? Con la agilidad que le caracteriza, la hermana desapareció por la puerta, en el momento en que el despertador fue a estrellarse contra el quicio de la misma. Y mientras nuestro amigo lanzaba toda clase de improperios, pudo escuchar cómo esta, gritaba por toda la casa: - Punki tiene el pitilín tieso! Punki tiene el pitilín tieso! A medida que iba recogiendo los restos del maltrecho despertador, una resolución firme se iba gestando en su cerebro. Estaba harto de sufrir calladamente aquel martirio, que le impedía dormir relajadamente. Desde que aquella chica norteamericana, de origen hispano, apareciera en su clase, había perdido el apetito y la concentración en los estudios -si bien, en esto último nunca estuvo demasiado concentrado-. La imagen de Julie Parker González le perseguía a todas horas del día y la noche, sin que hubiera nada que pudiera hacerle olvidarla ni un instante. Esta situación se mantenía desde hacía tres meses y las ojeras empezaban a oscurecer los ojos de Punki. Durante mucho tiempo se negó a reconocerlo -siempre pensó que él estaba a salvo de todas esas memeces de las revistas del corazón-, pero había llegado el momento de hacer frente a la verdad, de aceptar lo que hace tiempo era manifiesto. - Estoy enamorado!
